Que el amor existe es una verdad de perogrullo, pero que también crece, rota, cambia, se extingue o se disuelve, es otra realidad innegable.
En la sociedad contemporánea el divorcio y las nuevas modalidades de familia, no son temas excepcionales sino casi comunes. Quién no conoce o no es, separado/a, madre o padre soltero, divorciado/a, segunda o tercer pareja, hijo o padre de una situación similar.
¿Quién no se ha replanteado que frente a estas circunstancias, si bien convencionales hoy, no contar con los recursos ni la experiencia suficiente para abordarlos o para ayudar a quién los vivencia?
Lo cierto que estos tópicos, productos de la modernidad, no fue acompañado con reflexiones ni preparación acorde. Sabemos que desde la primera infancia, el entorno, la educación, los medios y las religiones, van preparando a los nuevos integrantes para la vida en la sociedad, tomando primero como modelo la familia tradicional, estilo familia tipo (hay diríamos ¿tipo de que?), ofreciendo tácticas para alcanzar tales fines.
Este tipo de estructura, ideal, queda conmovida inevitablemente por la realidad, siendo que cuando por alguna razón (o muchas), las sucesos inclinan a rupturas de modelos establecidos, las personas que los viven, quedan expuestas a las circunstancias, sin ninguna estrategia ni elaboración, a merced de la propia experiencia.
La generación de un espacio reflexivo grupal, para abordar este tipo de temáticas, tiene como finalidad el crecimiento individual y colectivo, apuntalada en las experiencias individuales, pudiendo de este modo favorecer a la constitución de destrezas y la elaboración de conflictos.
Animate, todos juntos podremos más, para superar, hacer y crecer.
Comunicate, participá y ¡comenzá tu cambio desde hoy!
sábado, 9 de enero de 2010
El por qué...
Etiquetas:
cambio,
crecimiento,
divorcio,
falta de recursos,
familia,
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