miércoles, 13 de enero de 2010

Adversidad Versus Ruptura

La vida nos expone a cambios, a experiencias nuevas, algunas esperadas y otras sorpresivas.

Estas vivencias, son producto de circunstancias de distinto orden. Algunas internas, evolutivas generales o particulares y singulares, y otras externas, que van desde los hechos sociales, históricos, económicos, culturales hasta los climáticos.

Estos hechos son productores de crisis, entendiendo por tal, a cualquier cambio que se produzca en el curso del desarrollo, con consecuencias de "agravamientos" o "mejoras". O sea, una crisis expone a la ruptura del equilibrio preexistente y la búsqueda de uno nuevo, que siempre es diferente al anterior, con aspectos favorables y otros desfavorables.

Lo dicho hasta aquí es propio de los individuos, pero también acontece en las parejas, con desarrollos semejantes.

Muchos de los eventos: convivencia, nacimiento – crecimiento – emancipación de hijos y mudanzas, son comunes a casi todos los núcleos, más allá de las singularidades y tiempos individuales, pero otros acaecen en la particularidad de cada relación.

La superación de estos cambios dependerá de muchos factores, los momentos en que ocurran y de la relación, los recursos con que cuentan, la historia individual y vincular, y por supuesto, el deseo de los integrantes en resolver estas cuestiones.

Ahora bien, estos devenires, vividos como adversidades, a los que tantas veces se le adjudica la causa de la ruptura de vínculos, seguramente tienen más mala prensa que lo que la realidad amerita.

Se puede pensar que, en los casos en que, a partir de ellos, la ruptura se impone, operaron como desencadenantes de otras situaciones pre existentes y pujantes.

Tal vez, por el simple hecho que, ante las separaciones la pregunta del por qué se hace inevitable, interrogante ausente y/u omitido en los enlaces, aviene la idea de la justificación, una explicación que condene o absuelva, disquisición que intenta simplificar las cosas desde el esquema básico de ESTIMULO-RESPUESTA.

Quizás sea oportuno desplegar el abanico, despegar la idea de “adversidad igual ruptura” y poder comenzar a responder y respondernos, sobre los motivos del divorcio: Fue por todo y a su vez fue por nada…. Acaso esa es la respuesta más adecuada

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