miércoles, 19 de marzo de 2014

Estamos en Terapia


Tanto en lo individual, como en las relaciones de pareja, cuando los problemas exceden la posibilidad de solución, o la forma en que se encara las dificultades, ya sea por posturas rígidas y/o ruidos en la comunicación, la posibilidad de la consulta a un terapeuta de pareja, es una alternativa viable y deseable.
La decisión en conjunto de tal consulta, es cuanto menos el reconocimiento de ambos miembros, que la pareja tiene conflictos y que solos no pueden abordarlos.
La pareja funciona como interrelación compleja, en la que seguramente, hay esquemas de comunicación y acciones que se repiten, y en el que cada uno resulta generador  de la conducta del partenaire y a su vez, es  consecuente a los disparadores de los comportamientos del otro.
Claro está decir, que estos mecanismos, complicados por cierto, lejos de ser planificados y manejados con el acuerdo de ambos miembros, se van sucediendo,  estructurando, sosteniendo y repitiendo a lo largo de la historia compartida, provocando ciclos sin salida aparente.

Entender estos complejos interrelacionales, desandarlos, elaborarlos y reconstruir, si se puede, es lo esperable en el devenir de las terapias de pareja.  Estas resoluciones muchas veces, afianzan los vínculos de pareja, y en otras, promueve la disolución,  intentando en lo  posterior preservar a los  individuos. Lo uno o lo otro, dependerá del deseo, del afecto, de las historias personales y conjuntas de la pareja, del momento en que se hallan… tal vez, un poco de la vida misma.